jueves, 13 de marzo de 2008

LA MENTIRA DE LA DESPENALIZACIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

Interesante articulito que me mandaron por mail.
Se imaginan los choferes de bondis duro, o los de micros de larga distancia volviendo de la Costa despues de haber hecho uso de un fortísimo misil de Kingston?
NOOOOOOOOOOOO!!!!!!
ESTAMOS EN EL HORNO!!!!
KEEP THE PAPOTA ILLEGAL!!!

LA MENTIRA DE LA DESPENALIZACIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS


Hay un supuesto que dice que si las drogas se legalizan, se acabaría con el narcotráfico y el problema de la adicción sería controlable.
La experiencia desmiente este supuesto. A excepción de Holanda, todos los países o estados que han experimentado esquemas de legalización o de despenalización han regresado a sus anteriores esquemas prohibicionistas. La causa: la epidemia de adicciones que han surgido como resultado de poner al alcance de todos sustancias que modifican ampliamente la conducta humana.
El doctor Rafael Velasco, ex presidente del Consejo Nacional Contra las Adicciones, clasifica a quienes proponen legalizar las drogas en: los que creen que acabaría con el narcotráfico, los que creen que las drogas no son tan malas, los que las han usado sin consecuencias graves, los que confían en soluciones simples para problemas complejos y los que apoyan la irrestricta "libertad" individual. Yo añado los que creen irreflexivamente en estos supuestos y claro, nunca faltan, los que se beneficiarían de la legalización.
Legalizar produce la ilusión de que los delitos se acaban. Y en efecto se acaban, pero de nombre. Ya no existiría el delito de narcotráfico, sencillamente porque la droga se hace llegar de manera legal, pero la adicción ahí estaría. Si se legalizara el homicidio, la tasa de homicidio bajaría a cero, porque ya no habría el delito de homicidio. Pero los muertos ahí estarían.
Un gobierno responsable tiene como finalidad principal proteger a sus ciudadanos. La función de protección en México está muy descuidada: el crimen prolifera, el graffiti daña las comunidades, los precios de la droga, muy cortada y adulterada, la pone al alcance de niños y jóvenes. Y quizá, para evitar esta sensación de falta de control, distintos grupos que deberían de proteger a la población han iniciado campañas que ahora con algo de silencio, y en otras con mayor insistencia, promueven la legalización de las drogas.
Los experimentos de legalizar o despenalizar han terminado por regresar a la prohibición: en 1975, la corte en Alaska aumentó la permisividad para poseer más marihuana. Para 1988, entre los jóvenes de 12 a 17 años, el consumo aumentó hasta alcanzar más del doble que el promedio nacional de Estados Unidos. Finalmente, en 1990, se volvió al antiguo esquema de prohibición y el consumo empezó a disminuir lentamente.
En Inglaterra, entre 1960 y 1970, los adictos a la heroína se multiplicaron por 30 y, durante los 80, el número creció cerca de 40 por ciento anual; ahora, arrepentida, enfrenta el enorme costo de tratar miles de adictos. En comparación, en todo ese tiempo el número de adictos a la heroína en Estados Unidos se mantuvo en cifras de alrededor de 500 mil usuarios.
En Suiza, un parque llamado Platzpitz, se definió como lugar de tolerancia para usar drogas. En 1987 tenía 300 visitantes permanentes. Para 1992, eran 20 mil. En 1992 tuvieron que cerrar el parque, como única forma de acabar con el lastimoso espectáculo de gente inyectándose y drogándose a toda hora.
Holanda es el único país que no ha dado marcha atrás a la despenalización del uso de las llamadas "drogas blandas", que no son tan blandas: cuando se despenalizó el uso de la marihuana, en 1976, su contenido de tetrahidrocanabinol – el ingrediente activo – era de 3 a 5 por ciento; actualmente es de 35 por ciento, cantidad que produce problemas notables de salud – pérdida de memoria, daños cognitivos, y una falta de energía crónica que convierte al usuario en un ser apático y pasivo –. Los resultados de la despenalización: el número de expendios de estas drogas aumentó, en 10 años, de 30 a mil 500 y el uso de marihuana en el grupo de edad de 18 a 25 años creció 200 por ciento. Al grado de que tan sólo en 1997, hubo un incremento de 25 por ciento en el número de adictos a la marihuana en tratamiento, comparado con un incremento de 3 por ciento en los casos de abuso de alcohol. De 1984 a 1996, el uso de drogas en adolescentes holandeses aumentó 200 por ciento, mientras que en Estados Unidos, en ese mismo periodo, la tasa se redujo en más del 50 por ciento. Las mismas autoridades atribuyen el 65 por ciento del aumento en el crimen juvenil al uso de estas drogas, y el uso de "drogas duras" como la heroína se ha triplicado desde la despenalización de la marihuana, pero Holanda no desea cambiar de rumbo. La frase holandesa que se usa para este fenómeno es alles door de vingers zien: ver a través de los dedos, esto es, ver sólo lo que quieren ver.
Los promotores de la legalización dicen que las drogas legales, alcohol y tabaco, matan mucha más gente que las drogas ilícitas, y es cierto. Pero no mencionan que eso es en un contexto de prohibición. Si se legalizaran, la mortalidad crecería enormemente. Estas sustancias alteran gravemente la conducta. Cerca del 70 por ciento de los presos en 12 áreas metropolitanas de Estados Unidos cometieron su delito bajo influencia de las drogas. Un tercio las había usado inmediatamente antes. El 28 por ciento de los homicidas y el 20 por ciento de los violadores cometieron sus delitos bajo influencia de drogas. En el 80 por ciento de los casos de maltrato infantil en que el niño murió, el agresor se encontraba bajo influencia del crack.
Es ingenuo pensar que un narcotraficante, que se ha dedicado al delito buena parte de su vida, se convertirá en un respetable hombre de negocios o que, al menos, dejará su actividad ilegal. Si todas las drogas no se legalizan absolutamente para todos con el mismo precio, el esquema fracasará. Si no se legalizan para los niños, o no se legalizan las mal llamadas drogas duras, entonces no faltarán delincuentes que se las vendan. Y el esquema, insisto, fracasará en ese caso en su faceta de inhibir al narcotráfico, porque la epidemia de adicciones y toda la mortalidad relacionada con la droga ahí estaría.
Durante mucho tiempo se han podido comprar, en nuestro país, marcas que antes sólo se conseguían de contrabando. Sin embargo, la gente sigue acudiendo a Tepito y otros mercados de contrabando, a comprar a menor precio aquello que fácilmente consigue cerca de su casa.
Tampoco parece prudente el usar el esquema de la fiscalización: hacer que los consumidores de drogas paguen impuestos en su consumo, como ocurre con el alcohol y el tabaco. Hacer a una economía dependiente de los impuestos generados por el consumo ciudadano de drogas que acaban con la iniciativa individual y alientan el comportamiento violento es francamente macabro.
Las drogas son sustancias que deben permanecer prohibidas, ya que si se aumenta su disponibilidad, más jóvenes y niños pueden caer en la adicción. La facilidad de obtener una droga está íntimamente relacionada con su nivel de uso, como quedó demostrado en el caso de Alaska arriba mencionado y muchos otros. Los programas de combate al narcotráfico y prevención de adicciones deben mejorar, claro está, pero legalizar produce la falsa sensación de control, que no sería sino otro engaño. Uno más, que un gobierno irresponsable podría propiciar.

Gerardo Ochoa Vargas

4 comentarios:

con la mano izquierda dijo...

hola cara de verga tiesa, despues de dejar un comentario tan vacio como lo sos vos en mi blog, me meti en el tuyo a leerlo un poquito y ya me di cuenta que empezaste mal... eso que decis acerca de conductores de bondi duros, como se ve que no tenes puta idea de la realidad. se la pasan de duraznos, sino porque te pensas la cantidad de accidentes que hay, te aviso, los tacheros de la noche... tambien le dan lindo a la mandanga.
asi que ya sabes, sali un poco de la empanada en la que vivis y chocate con la calle antes de gastarte a opinar sobre cualquier tema relacionado con esta!! si?
ah y a ver si escribis algo que te salga a vos en vez de copiar pegar...o sera mucho pedir??

Anónimo dijo...

Creo que el artículo del tal Gerardo Ochoa está bien escrito y aborda una realidad que no puede obviarse. Realmente no me molesta que algunos pobres diablos requieran drogarse para sentirse menos infelices, pero sí me preocuparía que el conductor del autobús que mis hijos usan para ir a la escuela, el cirujano que en unos días va a operar a mi esposo o el ingeniero que construye el gigantesco edificio enfrente estuvieran bajo los efectos de las drogas. No creo que hacer las drogas más fáciles de conseguir solucione nada, y como dice el artículo, si no se hacen libres para absolutamente todos, hasta los niños pequeños, siempre seguirá existiendo un tráfico ilegal. Y no me van a decir que Pablo Escobar Gaviria, Osiel Cárdenas o el Chapo Guzmán se hubieran convertido en respetabilísimos hombres de negocios si la droga se legalizara. Eso ni en una película pasa!

Anónimo dijo...

Me pregunto de donde coño ha sacado esos datos?
Que el consumo de marihuana ha duplicado en Holanda?

Sera mejor que en vez de sacar datos totalmente infundados te adentres en la verdadera cultura de Holanda. La marihuana es un elemento como cualquier otro digamos cotidiano, lo cual le quita ese "morbo" de consumir entre los jovenes, y no hay posiciones de abuso, ademas de que los cofeeshops están francamente muy vigilados. La realidad es mas cruda de lo que piensan hoy en dia pues, el consumo de drogas afecta a toda diversidad de gente desde altras esferas hasta lo mas pobres. Es un comportamiento social que va en aumento independientemente de su legalidad, y tal como lo demuestra la ley seca de Estados Unidos (caso veridico, no son datos sacados de la chistera), la represión no es apremiada con la disuasión. Al contrario, todos esos que usted ha mencionado como Pablo Escobar entre muchos otros que viven en su ciudad, y en su barrio por muy chic que usted se considere, se llenan los bolsillos vendiendo droga no controlada, adulterada y de mala calidad. Esto empezando desde su cabezilla, pasando por todos sus intermediarios y gente como podrian ser sus hijos, o los hijos de cualquier otro que se dedican a venderlo por la calle. Además hay un elemento que cabe destacar: es imposible morir de sobredosis de marihuana. Fisicamente imposible. Mientras que cuando sus hijos, o los de cualquier otro, llegan de fiesta totalmente borrachos o los numerosos comas etilicos que reciben los hospitales todos los dias, se consideraria como algo inmoral pero solo sería un hecho. En cambio, si ven a alguien fumarse un canuto le etiquetarian como un drogadicto. Esta claro que la prohibicion esta fundamentada sobre aspectos culturales tradicionalistes.

Abran sus mentes!!!

Anónimo dijo...

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